Se dice que todos tenemos una media naranja que nos complementa a la perfección, y dando este hecho como la base de nuestra busqueda en el mar del amor quién nos complemente es quién tiene caracteristicas que no poseemos nosotros.He de ahi que todos conocemos eso de que polos opuestos se atraen, nos enamoramos de nuestro polo opuesto pues, admirando las cualidades que nosotros no poseemos y si esperando en el camino robarle una pizca de su sustancia mágica y efectiva, el conflicto entra cuando salimos de nuestro trance hipnótico del enamoramiento y comenzamos poco a poco a situar nuestros pies en la tierra, pedestales empiezan a caer y de pronto recibimos nuestras gafas con aumento, y todo aquello que nos gustó en algún momento comienza a crisparnos la piel, la monotonía nos hace dejar de ver lindo lo que pensamos una vez que lo era y comenzamos a encontrar miles defectos, el amor es puesto a prueba para reclamar su autenticidad o sucumbir ante el espejismo que lo protegia y descubrirse como una ilusión pasajera.
El amor aparece triunfante cuando a pesar de los lentes de aumento queremos compartir ese pedazo de nuestra vida con esa media naranja, después de ver sus defectos y reconocer que el conjunto del todo es lo que hace a esa persona tan especial para nosotros.
La ilusión fantastica descubre su verdad cuando tenemos la necesidad de transformar lo que no compartimos con esa persona, a obligarlo a tener una metamorfosis para adecuarse a nuestras expectativas de lo que deberia ser nuestra media naranja.
Y la separación viene a ser causante de esa polaridad que en un momento nos atrajo.
Por que martirizarnos y empesinarnos en seguir esperando que una varita mágica haga modificaciones, si en realidad no hay nada que rescatar de lo que solo fue una ilusión, no es mejor dejar de autoengañarnos y seguir el camino.
